MIEL DE ABEJA | BEE HOUSE



La miel es una sustancia dulce y viscosa, por lo general de tono amarillo o dorado, que es producida por las abejas del género Apis Mellifera a partir del néctar de las flores o de las secreciones de las partes vivas de algunas plantas.

Las abejas lo recolectan y lo transforman usando enzimas propias para posteriormente almacenarla en la colmena, lugar en el que después del periodo de maduración, se obtiene la miel.

El descubrimiento de la miel se remonta a más de 10 mil años a.C. Se sabe que los egipcios la utilizaban para curar heridas y quemaduras en la piel o para enfermedades del intestino, incluso era usada para embalsamar los cuerpos.

Actualmente la apicultura, que se dedica a la cría de abejas para aprovechar la miel y sus derivados, es una de las actividades económicas más importantes en diversos países, debido a la riqueza de sus propiedades alimenticias y medicinales.

Existen diferentes tipos de este producto. La miel natural es aquella que no ha sido calentada por encima de los 43°C ni sometida a ningún procesamiento.

La miel industrial, por su parte, es aquella que se pasteuriza, con lo que se evita que se cristalice, aunque este procesamiento reduce su calidad, ya que se destruyen la mayoría de las enzimas, antioxidantes y sus propiedades antibióticas.

La miel cercana y pura es también una miel natural trabajada por pequeños apicultores en áreas de floraciones, por lo que es una excelente opción.

Su color varía dependiendo de la fuente floral, aunque no se conocen con exactitud los agentes responsables de darle el color al néctar de la miel sí se sabe que la miel tiene distintos parámetros físicos como el color, el ph, la actividad enzimática y el contenido de cenizas. Estas propiedades varían dependiendo de la subespecie de la abeja, el origen geográfico y la presencia de impurezas.

La miel, además de ser un carbohidrato de alto valor biológico, debido a que se incorpora al torrente sanguíneo en alrededor de 15 minutos, es un azúcar rico en ácidos naturales, minerales, aminoácidos y enzimas ofreciendo beneficios al organismo.

Una cucharada de miel contiene aproximadamente 21 gramos (g) y aporta alrededor de 64 calorías, por lo que es un alimento densamente energético. Esto implica que la cantidad de consumo no debe de ser excesiva, ya que, a pesar de sus beneficios, es considerada como un azúcar natural.

Aunque es una buena alternativa para endulzar alimentos, se corre el riesgo de aumentar de peso ante el consumo excesivo. Se recomienda limitar su consumo a una cucharada al día.

Los componentes nutricionales de la miel dependen de la variedad de flores y del tipo de colmena en la que se produzca, pero en general es fuente de vitaminas del complejo B, vitamina C, D y E. Y entre los antioxidantes que contiene están los flavonoides y los fenólicos.

La miel obtiene del suelo diversos minerales, por lo que es fuente de calcio, cobre, hierro, manganeso, magnesio, zinc, fósforo y potasio.

También aporta aminoácidos, ácidos orgánicos, como el ácido acético y el ácido cítrico.

Algunas ventajas de su consumo es que al ser fuente de calcio y ayudar a su absorción y fijación, mejora la correcta función del cerebro, previene la osteoporosis y otros problemas óseos.

Su consumo mejora el sistema inmunológico, gracias a sus propiedades antibacterianas y antifúngicas. Al combatir las infecciones, alivia molestias de la garganta, calma la tos y contribuye a disminuir la fiebre.

También es un excelente auxiliar para la salud de la piel, ya que acelera la cicatrización y su regeneración. Además, es buen hidratante para la piel y repara las heridas, quemaduras y úlceras.

Incorporar la miel a nuestra dieta promueve la absorción del calcio y magnesio, y por contener antioxidantes, retrasa el deterioro de los tejidos por el envejecimiento y algunas enfermedades degenerativas.

También reduce el estrés metabólico que es todo estrés emocional, psicológico o fisiológico, ya que mantiene las reservas de glucógeno en el hígado y evita la liberación de hormonas del estrés.

La miel además promueve la recuperación del sueño, pues contribuye a la secreción de melatonina. Es fuente de fructooligosacáridos, compuestos de la miel que se comportan de manera similar a la fibra vegetal, favoreciendo el peristaltismo y la movilidad intestinal, por lo que combate el estreñimiento y favorece a las bacterias beneficiosas de la microbiota intestinal.


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